¡Hola a todos! ¿Cómo eligen sentirse hoy? ¿Seguimos con la última parte de este artículo?
Cuerpo, mente, corazón y espíritu… Estos son los resultados de mis investigaciones acerca del poder del perdón en nuestro organismo. Históricamente, los psicólogos hemos tratado el cuerpo, la mente y el corazón como si fuesen entidades distintas que sólo se asocian en algunos aspectos para permitir la existencia de seres humanos conscientes de sí mismos y totalmente funcionales.
Pero aquí quiero entrar en un área en la que sí creo a pesar de mi escepticismo: La somatización.
La somatización es un conjunto de síntomas físicos que no pueden ser explicados médicamente. Es decir, que allí donde hay una somatización hay problemas relacionados con el dolor y el malestar a los que no se les puede encontrar una causa a partir de un examen médico.
Debido a las dificultades para encontrar el origen del problema, la atención del diagnóstico y los tratamientos suele recaer en el Sistema Nervioso Somático, es decir, la parte del sistema nervioso que lleva información sensorial y sirve como canal para los impulsos eléctricos que activan la musculatura.
Por estadística, las mujeres tendemos más a somatizar que los varones. Regularmente, antes de los 30 años. Además, se ha encontrado correlación entre esto y vivir con stress, lo cual explica el por qué la población con menos recursos económicos, emocionales y con menos estudios sea especialmente susceptible a experimentar casos de somatización.
¿Pero cómo combatir estos síntomas? Todo lo relacionado con nuestras emociones debe ser tratado desde un enfoque que cubra tanto los aspectos psicológicos de la persona como los fenómenos físicos abordables directamente en el cuerpo. Por eso merece la pena monitorizar médicamente la evolución de la somatización a la vez que se acude a terapia.