Carta a mis hijas
Junio 17 del 2006
Queridas Hijas:
Hoy, motivada porque en nuestro último jueves de desafío hubo una mamá a quien reamo (y a sus hijas también) que nos expresó su dolor de mamá, pero especialmente motivada por el amor incondicional e inconmensurable que les tengo, y por una llamada de un papá angustiado por no poder estar cerca de su hijita que he recibido hace unos minutos, he decidido hacerles una carta que tenga a muchos testigos de lo que deseo expresarles.
Tristemente, constato día a día que el vínculo entre madre e hija es la base de todos los que siguen.
Kim, quiero que sepas, que de ahora en más voy a involucrarte en lo terapéutico que puede ser expresar los sentimientos públicamente, y más aún si son como ahora lo hago yo, con la firme intención de que a partir de esta carta, vengan muchas más, de todas las mamás del foro a sus hijas y viceversa, todas miembros de nuestra familia extendida, la familia vivirlibre.org. Claro que no excluyo a los papás con hijos, ó a las mamás con hijos, ó papás e hijas... ó a los hijos varones a sus mamás. Ojalá que todos escriban una carta a sus hijos, ó a sus papás... como ahora lo hago yo, especialmente para ustedes dos. Mis hijas, mi alegría, mis tesoros, mis maestras, mis orgullos, mis niñitas que han dejado de serlo...
Empiezo:
Aunque me cueste reconocerlo, ambas están a punto de iniciar el viaje por la vida. Quizá en muy poco tiempo, el motivo que las aleje de mí será el continuar sus estudios en alguna parte del mundo, o quizás enamorada, alguna de ustedes se vaya detrás del amor. O tal vez, simplemente, sientan el deseo de usar su libertad para probar qué tan fuertes son sus alas.
Frente a esta realidad, que me golpea fuerte y me asusta un poco -pero que también me alegra-, me pregunto: ¿Qué puedo hacer para que el viaje de cada una sea menos difícil? ¿Qué necesitan para disfrutar de esa vida que las espera? ¿Qué puedo hacer para que su viaje por la vida sea placentero y cómodo?
Y entonces, me surge esta idea:
Sin que ninguna de ambas se dé cuenta, voy a prepararles una maleta.
Una maleta que ninguna de las dos puedan olvidar en ninguna estación de tren, ni de autobús ni aeropuerto del mundo. Es una maleta que siempre irá con ustedes, y que no pasará por ninguna revisión, por ninguna aduana. Por la única revisión que pasará será por la de ustedes mismas. Por el filtro de sus valores basados en principios. Además, una maleta que no pese nada, bueno... o espero que casi nada.
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Esta será una maleta destinada a cada una, y que contenga TODO LO QUE HE PREPARADO PARA USTEDES DESDE EL DÍA QUE NACIERON.
Una maleta llena de aciertos y equivocaciones, de ensayos y errores. Y aunque no quiero terminar de hacer esa maleta nunca, debo hacerlo para que cada una de ustedes ponga en ella lo que a su juicio le haga falta. Hay cosas en la maleta de cada una que estarán igual. Habrá otras que pondré en la maleta de una de ustedes solamente...
Lo que pongo en la maleta de ambas es, antes que cualquier otra cosa, AMOR. MUCHÍSIMO AMOR.
Todo el amor que quepa acolchando cada una de estas dos maletas... usándolo de base para que cada una de las cosas que pondré después, se mantenga en las mejores condiciones, amortiguado por taaaanto colchoncito de AMOR INCONDICIONAL, porque no dependerá de lo que hagan, ni de qué tan buenas hijas sean, ni de qué calificaciones obtengan: PERMANECERÁ AHÍ SIEMPRE.
Y ese amor, que sostendrá y justificará todo lo que encontrará cada una de ustedes después, está formado por muchos amores distintos:
Mi amor de mamá, por momentos generoso, por momentos protector y absorbente. Pero siempre inmenso. Y agradecido. Porque ser el vehículo que Dios eligió para que ustedes arribaran a este mundo, ser testigo muda de lo maravilloso que ha sido estar cerca, me hace ser muy agradecida con Él. Y soy consciente que a este amor, es altamente probable que le hayan faltado muchas cosas. Quizá no soy la cocinera perfecta. Quizá ya no tejo suetercitos, ya no veo películas de Disney ni costuro trajes de “La Sirenita”, ni de “Bella”, ni de Angelitos o Vírgenes María para pastorelas. Y seguramente muchas veces mis horarios de trabajo son muy extensos. Pero ojalá que --a pesar de mis errores-- les logre transmitir la certeza de que siempre estaré muy cerca de ustedes, tanto como ustedes lo permitan. Sepan con seguridad que dejaré todo por correr a su lado cuando me necesiten, porque ustedes son, como Luis Octavio y Pablo, lo más importante en mi vida por siempre.
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Por eso hoy y siempre les pido que, en cualquier circunstancia en que se encuentren, no duden en buscarme para contarme lo que les suceda o lo que les preocupe. No crean que no lo voy a entender, porque AUNQUE ASÍ SEA, prometo fingir que lo entiendo y tratar de encontrar junto a ustedes más cuadros y respetar sus decisiones.
No importa lo lejos físicamente que estemos en cualquier momento. Y si yo ya no estoy, pues no viviera más en este mundo, búsquense una a la otra, y tengan la seguridad de que entre ustedes dos, siempre estaré yo, abrazándolas.
Sí.
Nuestro vínculo de amor nos mantendrá siempre unidas. A las tres. SIEMPRE.
El amor nos unirá más allá de todo.
Y aunque no esté en mi mano solucionar tu problema Kim, o el tuyo Kiry (Gabbie), al menos podré ayudarles a cargarlo y hacerlo menos pesado para ustedes.
En su equipaje, en esa maleta destinada a cada una, irán también, unos cojincitos, que contendrán otras clases de amor:
Un amor exigente, un amor que las aliente a que vivan cada desafío porque cree en ustedes, que las obligue a arriesgar, a hacer siempre un "qué tal si sí" en todo, un amor que teme que algo les pase, como cuando eran chiquitas (y ahora que no lo son tanto también), y un amor que acepte, sin presionarlas, que cada una sea dueña de su destino, a pesar de que a veces no estará de acuerdo con sus elecciones.
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Kim, contigo no ha habido tiempo para consejos, ni para regaños. Pero sé con certeza hija, que mis pocos consejos se han guardado fuertemente en tu corazón y que me quedo con este aprendizaje tuyo: Te has convertido en una mujer hermosa, que brilla siempre, pero con ideas propias, inteligente y altamente sensible, como lo requerirá tu carrera, pero resuelta a correr todo lo que no has caminado y firme frente a las metas que has postergado en tu vida. Y yo me siento tan orgullosa de ti... Kim, el compañero para ti puede estar cerca, muy cerca. O aún no. En cualquier caso, mi consejo para ti es: Prepárate. Conviértete en una mujer ideal, dispuesta a vivir plenamente, a buscar en tu interior todo aquello que necesites para ser autodependiente, para sentirte completa, para consolidar todas las metas que te plantees, para que disfrutes la maravilla de ser tú misma, para poder luego compartirte y tomarte de la mano sin colgarte del otro. Estoy segura que él se maravilla contigo como lo hago yo cada vez que te miro.
Gabbie y Kim, a pesar de todos mis miedos, las sé sabias. Muchas veces tú Kiry, me has asombrado con reflexiones y actitudes. Tu intuición y tu carácter más que firme se han transformado en herramientas para tu vida en el futuro. Para las elecciones que harás día a día, y en esas herramientas confiaré siempre.
En cuanto al trabajo Kim, recuerda que siempre trabajas para ti misma, no para otros. Incluso en la tarea más sencilla se oculta la semilla de un aprendizaje experiencial nuevo para ti. Quienes sean tus líderes laborales (espero que nunca trabajes con jefes sino con líderes) observarán tu dedicación y esfuerzo. Esa elección que siempre tendrás para dar un poco más de lo que se te pide, porque tú sabes que puedes, porque sabes que es tu elección trabajar en excelencia. Porque sabes que existe una ley boomerang. Jamás pienses que no necesitas esforzarte más porque la empresa grande o pequeñita para la que labores, le pertenecen a otro, porque tú misma eres tu propia empresa. Una empresa en la que lograrás acuerdos ganar-ganar contigo misma y con los demás (y si no, no juegues en ese tablero) y que se constituirá en la base de tu futuro, en la que cada nueva experiencia que acumules se convertirá en tu capital intangible, aunque al principio no le veas ninguna ganancia. Todas estas experiencias te enriquecerán más adelante, para tu progreso personal, espiritual o material. Y en última instancia, tu mayor ganancia en cada trabajo será aprender, que no es poco. Pero recuerda, no mantengas un trabajo caro. Busca siempre el ganar-ganar.
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Tengo frente a mí, nuevamente, ambas maletas abiertas. He preparado para cada maleta un paquete especial, una cajita pequeña pero muy valiosa, que con todo cuidado cierro con un listón rosita para ti, Kiry y celeste para ti, Kim. ¿Y por qué elijo estos colores? Porque sé que son los colores preferidos de cada una. Estas cajitas, contienen recuerdos. Sólo los felices. Algunos de esos recuerdos son sólo suyos: sus amigos del cole, sus primeros amores. Otros son nuestros, sólo nuestros, como los viajes en familia ó nuestros viajes de compras ¡¡¡Sólo para mujeres!!!!! Pongo cada cajita en la maleta correspondiente, para que puedan recurrir a ellos cuando los necesiten, cuando se sientan solas. Cuando las lágrimas nublen su mirada. Mantengan esta cajita pequeña, que cabe en cualquier lugarcito, siempre al alcance. Les dará fuerzas para seguir en el viaje y para ir creando su propio álbum de viaje de mañana.
En un sobre especial, pongo un marco de fotografía. Pero no pongo una foto, sino el dibujo de una mano con un 4. Es mi mano dibujada, para que siempre que la necesiten, estén donde estén, tengan la certeza de mi Aceptación, de mi "estar ahí" Unida a ustedes, de mi Respeto por sus elecciones y mi confianza en su Responsabilidad ante las mismas, aunque no las comparta, y de mi Amor Incondicional. Nuestro código AURA. Siempre votándoles un 4. SIEMPRE. Porque eso es lo que las mamás somos -o deberíamos ser-: Un 4 siempre para nuestros hijos. Además... ¡es mi mano! La mano de una mamá que siempre estará allí, para ayudarles a cruzar los caminos difíciles, pero que es consciente de que habrá ocasiones en las que no sea suficiente... porque a veces, se tropezarán, se caerán y se lastimarán las rodillas.
Pero mi mano extendida para ustedes estará allí siempre. Para que después del tropezón, se levanten dispuestas a intentarlo de nuevo. ¡Ojalá que aprendan de cada uno de esos tropezones!
¡Porque en la vida intensa que les deseo, seguro habrá muchos, no lo duden!
Para cuando las rodillas y las palmas duelan mucho, pongo en su maleta miles de abrazos. Abrazos AURA, silenciosos, callados, que no exigirán explicaciones, que no les molestarán con preguntas. Abrazos de consuelo. Abrazos de secar lágrimas. Y por supuesto, pongo también ambos hombros, para que siempre puedan contar no sólo con uno, sino con dos hombros para que apoyen la cabeza sobre ellos. Para que jamás se sientan solas.
Ahora, hijas, su equipaje contiene ya lo que no puede faltar. Una base sólida, amorosa y duradera. Es hora de poner todo lo demás.
Cuando abran su equipaje encontrarán unas pequeñas bolsas bordadas a mano, con un olor especial. Están llenas de alegría. Cada una lleva muchísimas bolsitas en su maleta. Llevan distintas clases de alegría: La alegría de hacer lo que uno ama, de disfrutar la vida como un privilegio, la alegría de caminar por la vida de la mano de quien nos ama, la alegría del entusiasmo frente a los cambios. Entonces reconocerán el olor de las bolsitas... es el olor de la alegría que proviene de la risa. Y hay muchas bolsitas en su equipaje... ¡Úsenlas todas! Se reproducen mágicamente... ¡Cuanto más las usen, más se reproducen!
Por último, y con el deseo de que no se les pierda jamás, pongo en su maleta la fe en sí mismas y la voluntad de pagar los precios por sus metas y sueños. Yo misma habré cumplido uno de mis propios sueños, si puedo transmitirles la fuerza y el poder que otorga el confiar en una misma. Nada está prohibido para ustedes en el mundo. Sólo será cuestión de que saquen de su equipaje su voluntad de pagar los precios necesarios para llegar a las metas que se planteen.
Si alguna vez se sienten tentadas a abandonarse y darse por vencidas, ¡Recuerden ambas que cuentan con mi mano en su maleta! ¡Para darles todo el aliento que necesiten! Yo estoy tan segura de su fortaleza, de sus cualidades, de su amor por la vida manifestado de manera tan diferente en cada una, que sé que con poner ese cuadro de mi mano frente a ustedes (tiene una patita atrás, para que quede justo enfrente no importa si están en un escritorio, en una cama, en una mesa, en una alfombra ó en el terreno más lodoso) encontrarán la fuerza para levantarse cuando la voluntad se les debilite.
Allí juntito, en un sobre grande de su maleta, hallarán un sobre con un letrero grande, para cuando la duda las asalte. Ese letrero es mágico y se pega a la pared en la que se necesite por sí mismo --siempre elige la pared más grande frente a ustedes, en cualquier situación--. Este letrero dice:
"ESCUCHA TU PROPIA VOZ. ESCUCHA LA VOZ PROFUNDA DE TU ANHELO Y HÁZLE CASO. TODO, TODO SE TE HARÁ POSIBLE, CON EXCEPCIÓN DE AQUELLO QUE NO ES PARA TU BIEN. ELIGE Y APRÓPIATE SIN MIEDO DE TU ELECCIÓN. TE MERECES SÓLO LO MEJOR. RECUERDA QUE TÚ ERES LO QUE CREES QUE ERES."
Ahora me preparo para cerrar cada maleta. Espero que no pese mucho, para que no la olviden nunca. Pero descubro que, aunque he puesto tantas cosas; cada maleta posee la capacidad infinita de permitir que siempre entre algo más. Y no tienen cerradura, ni cierres, ni candaditos, ni claves de seguridad. Veo ambas maletas. Pienso: ¿Qué pondrían mis niñas si las hubiesen preparado ellas mismas? Hummm... Quizá cosas distintas. Las dejo abiertas, y aunque quiero creer que he puesto allí lo suficiente para el viaje de su vida, sé bien que falta todo aquello que decidan meter ustedes dos. Sólo quiero que tengan en cuenta que entre todo lo que decidan agregar a su maleta, sería recomendable poner una mente abierta y un espíritu dispuesto a pagar precios.
En un día muy cercano, seré testigo muda e invisible, de sus elecciones, de lo que de estas maletas decidan cada una utilizar como sus herramientas de vida. Como sus recursos personales. Y como siempre, esta mamá suya, deberá apartarse para dejarlas volar. Kim, tú eres ya una mujer. Kiry, eres una jovencita que corre hacia donde está Kim. Pero también serán mis bebés, mis bebitas, toda la vida. Ahora, con un nudo en la garganta y lágrimas de alegría en mi corazón, pero feliz por ustedes, les entrego a cada una su maleta. Es su turno para seguir llenándola de bendiciones, recuerdos y maravillas. Sólo me resta inhalar todo el aire que le cabe a mis pulmones para impulsarlas con las alas abiertas cuando ustedes lo decidan y pedirle a Dios que las guíe siempre. Las abrazo fuerte, muy fuerte contra mi corazón, a ambas.
SIEMPRE.
Mamá.