Sí. Lo sabemos. Convivir con otros es un camino difícil. La convivencia con quienes amamos a veces nos causa heridas, a veces de forma consciente y otras tantas no. La única medicina que existe para curar ese tipo de heridas se llama “Perdón”, pero no la venden en la farmacia. Para perdonar debemos elegir perdonar. Y perdonar se constituye sin duda en uno de los 10 aprendizajes más importantes en nuestra vida. Pero ¿qué es perdonar? Perdonar es un proceso, es la llave que nos conduce a la libertad, pero sobre todo, es una elección total y absolutamente personal.
Todos aquellos que me conocen a nivel personal y profesional, saben que soy una persona pero sobre todo una psicóloga muy escéptica. No creo en cosas mágicas. “Pensamiento mágico pendejo” (PMP), escuché en una obra de teatro decir al actor para referirse a este tipo de pensamientos en los que le adjudicamos a todas las “metodologías sofisticadamente evasivas” que creamos para sobrevivir a eventos traumáticos.
Sin embargo, en mis casi 30 años de ser psicoterapeuta, empiezo a creer en tantos médicos que me envían pacientes suyos que afirman que, aún cuando en algunos casos las enfermedades se deben a un gen, la mayoría de los pacientes que me refieren son personas que sufren y padecen males porque, acumulan resentimientos, odio, cólera, furia, viven aferrados al pasado y a las ideas del pasado, cargan cólera, odio, tristeza, viven para complacer a los demás o según los patrones establecidos como correctos, no se aceptan a sí mismos y carecen de amor propio de manera incondicional, cargan sentimientos de culpa, frustraciones, resentimientos y demás emociones que surgen a través de los pensamientos que no controlan y que llega un momento en el que “el cuerpo grita aquello que su boca calla”, pues esto tiene que salir por algún lado y es a través de cantidad de síntomas o enfermedades, que no es más que el cuerpo hablando, porque aunque un médico nos revise y nos medique hay padecimientos que se prolongan y en buena parte puede deberse a que hay que ir a la fuga -y no a la gotera- d lo que está provocando el mal para poder erradicarlo.
Todos creamos nuestras experiencias a través de los pensamientos que decidimos hacer nuestros y a través de estos surgen los sentimientos que nos llevan a las acciones y de ahí a los resultados. Solo que muchas veces, al negarnos a que esto o al utilizar el “PMP” para evadirnos, negamos nuestro poder culpando a otros de nuestras frustraciones. De hecho, nuestra vida no es más que un reflejo de nuestro estado emocional; si en nuestra mente hay paz, armonía y equilibrio, entonces nuestras vidas pueden solamente ser armoniosas, pacíficas y equilibradas. Y si tenemos pensamientos negativos ya sabemos qué es lo que pasa.
Nuestro cuerpo es sabio y habla, por eso hay que aprender a escuchar qué es lo que nos quiere decir, para, desde ahí, ir a la situación que nos genera malestar sanarla y vivir sin hacernos tanto daño. Como dije antes, el cuerpo grita lo que la boca calla, y entonces la cosa estalla en situaciones nada agradables. Afortunadamente, cantidad de investigación y estudios médicos han confirmado que podemos prevenir o bien, sanar, si identificación la situación que ocurrió en el paso o los sentimientos que cargamos y que no nos permiten avanzar.
La corriente de psicología llamada “psico-corporal” dice que de acuerdo a la parte del cuerpo donde se presenta el signo, habrá una explicación emocional para el mismo. Ellos, quienes han estudiado el tema por años, afirman (ojo yo con tanto escepticismo no creo esto de forma literal):
Muchas veces una gripe representa lágrimas no lloradas o reprimidas y éstas buscan salir por donde sea; mientras que, si te duele la garganta, dicen que es porque tienes cosas pendientes de decir, que no eres capaz de comunicar tus aflicciones.
Dicen también que el cuello representa nuestra flexibilidad como personas; que el dolor en los tobillos, el avance o la resistencia que tenemos ante la vida. Que quienes usan lentes o tienen problemas para escuchar es porque cosas que ven o escuchan que no les son agradables… (y yo no coincido al cien porque tengo ambos).
Los problemas estomacales hablan de la convivencia y además la habilidad para digerir las situaciones…. ¿Será?
¿Qué piensas tú? ¡Mañana la segunda parte!