¿Amas a un narcisista?
- Gabriela Torres De Moroso Bussetti

- 1 ago
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¿Amas a un narcisista? ¿Por qué nos relacionamos con ellos? Después de 35 años como psicóloga y psicoterapeuta de pareja, sostengo firmemente que es porque poseemos un concepto errado sobre lo que es amar. ¿Y entonces qué es AMAR?
Amar no significa tener la capacidad de tolerar lo intolerable, sino por voluntad crecer juntos, cuidarse mutuamente, incluso en los momentos más complejos.
"Hasta que la muerte nos separe" es una frase que suena a promesa inquebrantable, un juramento de amor que muchos hacemos con la convicción de que persistiremos en él ante todas las vicisitudes de la vida.
Pero amar no es sinónimo de dolor. De sufrimiento.
Y lo sostengo: A veces, el mayor acto de amor es saber soltar.
Las parejas siempre están expuestas a desafíos que pueden fortalecer o desgastar su relación. Los desacuerdos son parte del acuerdo de compartir la vida con otro.
Pero cuando uno de los dos se aferra a una adicción, o a un hábito destructivo o a una actitud que termina con la confianza, la pregunta no debería ser: "¿Cómo superamos esto juntos?" sino “¿Me alcanza el amor que aún siento para perdonarle y esperar un cambio?".
El amor es verbo… ergo; se manifiesta en las acciones. Si alguien insiste en continuar con aquello que destruye el vínculo –ya sea una adicción, la indiferencia, la violencia en cualquiera de sus formas, el egoísmo o el desinterés por ser mejor–, no es una señal de que no el otro pueda cambiar, sino de que ELIGE NO HACERLO.
En estos casos, el problema no es el hábito o acción perjudicial en sí, sino la falta de voluntad de cambiar por el bien de la relación.
Cierto. Amar implica esfuerzo, y cuando alguien no está dispuesto a cambiar algo que lastima o molesta a la persona que dice amar, lo que se está perdiendo no es solo la relación, sino también el respeto mutuo y la posibilidad de un futuro compartido.
Y es ahí donde, por doloroso que sea, debería llegar el momento de soltar. De decir adiós. No porque no se haya intentado, no porque no exista el cariño, sino porque el amor, para sobrevivir, necesita acción, compromiso y sacrificio mutuo y en uno de los dos no lo hay.
Amar a alguien no significa auto denigrarse. No significa hacer tuyas sus batallas. Significa tomar la mano del otro y ayudarlo a encontrar el camino de regreso, siempre y cuando esa persona quiera caminar a tu lado. Si no lo hace, el amor comienza a morir lentamente, hasta que un día lo único que queda es el resentimiento y el desamor.
Separarse no es un fracaso, ni una derrota. Es, al contrario una gran victoria interior, un acto de amor por uno mismo y una inequívoca manifestación de respeto por uno mismo y por la relación que alguna vez existió.
Amar es reconocer que permanecer en una batalla unilateral, donde solo uno intenta sanar lo que ambos deberían cuidar, no es amor.
Es entender que poner límites no borra lo compartido, pero abre la puerta para que cada uno pueda encontrar lo que necesita, aunque esto implique seguir por caminos separados.
El amor no se mide por cuánto dolor soportamos, sino por cuánto estamos dispuesto a dar, sin perdernos en el proceso. Porque cuando uno de los dos elige no dar, cuando prefiere continuar haciendo retiros en lugar de depositar y construir, entonces es momento de aceptar que perder una relación donde siempre perdemos, es ganar.
Gabriela Torres de Moroso Bussetti
Psicóloga clínica por la UNAM
Cédula Profesional 3275699





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